Valentía, coraje y elegancia se vuelven simples sustantivos a la hora de verla torear, pues las faenas que la queretana logra cada vez que pisa el ruedo traspasan esos términos, brindando un espectáculo que es arte puro
Poseedora de grandes cualidades, la queretana Paola San Román ha logrado afianzar, a base de constancia, coraje y un indudable talento, una sólida carrera en el toreo, constituyéndose hoy por hoy en una de las máximas figuras de la tauromaquia en el país, siendo convocada para participar en una corrida histórica solo de toreras en el recinto taurino más importante de Latinoamérica, la plaza México, en donde, además de confirmar su alternativa, formó parte de los carteles con los que este recinto reabrió sus puertas después de una suspensión que duró varios años.
Paola, quien además es miembro de una dinastía que lleva en su escudo de armas la elegancia al torear, tuvo claro desde muy chica que la tauromaquia era su vida, lo cual demuestra con profesionalismo en cada corrida, saliendo al ruedo a triunfar, a transmitir al público ese cúmulo de sentimientos que se generan cuando se está lidiando a un toro y a mostrar su arte, el cual ha perfeccionado a través de toda su carrera.
Vienes de una dinastía de toreros, pero aun así no es una profesión muy común y menos entre mujeres, ¿cómo fue que decidiste dedicarte a esto?, ¿qué te dijeron tus papás cuando les dijiste que lo querías hacer de forma profesional?
Yo lo tuve claro desde muy niña, se dio de una manera muy natural el que me dedicara profesionalmente a esto. Cuando se dio mi etapa de becerrista, no lo veía como algo a lo que me fuera dedicar toda la vida, pero el camino se fue dando muy claro: tenía fechas muy seguidas, triunfos muy rotundos en todas las plazas del país, en los festivales y en los encuentros de escuelas taurinas, y de repente, de un día para otro, debuté de novillera.
El camino fue muy orgánico, se dieron las cosas muy naturales. Mis papás dijeron: “Va en serio”, y no les tuve que decir tal cual “quiero ser torera”; desde que era becerrista mis papás sabían que era en serio.
¿Qué te dicen las personas cercanas a ti acerca de tu profesión?
Siempre en todos hay mucha admiración y mucho respeto, saben que tengo las cosas muy claras, pero sobre todo eso: hay mucho respeto y admiración por mi profesión, y me lo dicen: “No cualquiera lo hace”.
¿Qué es lo más complejo y lo más satisfactorio de ser torera?
Principalmente es el sentimiento, lo que llegas a sentir cuando toreas es una sensación única. Lo más complejo quizá sea lograr transmitir ese sentimiento, que las personas sien- tan eso que tú logras sentir cuando toreas; eso también es único.
Confirmaste tu alternativa hace unos días, en una corrida histórica en la plaza México, junto a otras dos grandes mujeres del toreo, ¿qué siente Paola cuando está en el ruedo?, ¿qué se siente escuchar el grito de “¡torera!”?
Hay muchas tardes y con muchos sentimientos diferentes. Hay veces que sales con mucha energía y hay tardes que te cuesta más trabajo transmitir esos sentimientos. A fin de cuentas, los toreros somos seres humanos y no todos los días hay esa energía, y hay otras veces que tienes mucho más miedo. El miedo es algo que siempre está presente en esta profesión.
El día de la plaza México, cuando me avisaron que toreaba en la reapertura, fue algo que me llenó de emoción. Yo llevaba sin torear en la plaza México alrededor de ocho años, fue algo que no me esperaba.
Es un sueño torear en la plaza México, luego confirmar, en una reapertura donde sabes que la gente se está volviendo loca por ver toros y que la gente respondiera como me respondió ese día fue otro sueño; son muchas circunstancias que se dan positivamente, que sueñas y no crees muchas veces que estén pasando.
En tu profesión, ¿cómo percibes que te reciben los toreros hombres?
En lo personal, a mí ningún torero me ha hecho a un lado; lo he sentido más por el lado de las empresas y algún ganadero, pero no por ningún torero, porque yo creo que ellos entienden que cualquier torero, siendo hombre o mujer, se juega la vida en el ruedo. Por el lado de los toreros, todos ellos han sido muy compañeros.
¿Cuál es tu opinión de la prohibición que ha surgido en los últimos años en distintos lugares de México contra las corridas de toros?
Yo creo que ahorita, con el tema de que la plaza México ya va a estar abierta nuevamente, y ha sido algo muy positivo en ese tema, yo creo que ya es momento de que los animalistas se den cuenta de que tienen que dejar- nos ejercer nuestra profesión y que cada quien tiene que hacer lo que le gusta.
Si a los animalistas no les gusta la fiesta de los toros, es muy respetable, pero no hay por qué meterse, ya que existen muchas cosas por el lado de la fiesta de los toros que no se dan cuenta, como económicamente, artísticamente, y hay un trasfondo grandísimo que no se han puesto a investigar bien y que, al querer frenar las corridas, están afectando de manera importante a muchas más personas.
¿Es más difícil para las mujeres llegar o es cuestión de talento y esfuerzo para destacar en el toreo?
Creo varias cosas: creo que esta carrera es mucho de ambición, de constancia, sí, de mucho talento; que cuando Dios te toca para ser torero es porque Dios te escogió, pero sí también tengo en cuenta que es de mucho sacrificio, de mucha constancia, de que el toreo es resistencia.
¿Qué ves en el futuro del toreo y cómo ves a las mujeres en el toreo en los próximos años?
Yo creo que ahorita es un tiempo donde la tauromaquia y la mujer pueden resaltar bastante, ahora que vimos el tema de las mujeres en la plaza México, que hubo muy buena entrada y que la gente respondió positivamente. Hay que afinar algunos detalles, pero creo que las empresas se van dando cuenta de qué pasa con la mujer en el mundo de los toros.
¿Qué les dices a las mujeres que no se atreven a hacer lo que realmente les gusta?
Que siempre va a haber algo que las va a parar, siempre, pero ellas son las que deciden si “le machetean” o no, si están dispuestas a conseguir ese sueño, pero siempre va a haber algo que te va a tratar de frenar en la vida; no nada más a las mujeres, le pasa a cualquier persona que quiera y que esté dispuesta a cumplir un sueño; siempre va a haber piedras en el camino, pero hay que decidir levantarse y quitar la piedra para seguir adelante.