El tema de la frecuencia del baño corporal varía ampliamente entre personas y, aunque no hay una regla, los expertos coinciden en que depende de factores como el estilo de vida y las características individuales de la piel.
De acuerdo con la dermatóloga Stephanie S. Gardner, la frecuencia adecuada del baño corporal oscila entre una vez al día y dos o tres veces por semana, esto depende de las actividades diarias y las necesidades de cada persona.
Las personas que tienen un estilo de vida activo, por ejemplo, quienes practican deportes o trabajan al aire libre, necesitarán bañarse más seguido. En cambio, aquellos que permanecen en casa o realizan actividades menos intensas pueden darse el lujo de reducir el número de duchas a lo largo de la semana.
Por otro lado, quienes sufren de piel grasa o alergias, la recomendación son baños más frecuentes, mientras que las personas con afecciones cutáneas, como piel seca, pueden beneficiarse de ducharse con menos frecuencia.
¿Bañarse muy seguido es malo?
A pesar de los beneficios de una buena higiene, bañarse demasiado puede afectar la salud de la piel. Las duchas frecuentes, especialmente con productos agresivos, pueden eliminar la capa protectora natural de la piel, lo que provoca sequedad, irritación y aumenta la vulnerabilidad a infecciones.
El cuidado adecuado de la piel no solo implica una higiene frecuente, sino también encontrar un equilibrio que no comprometa su salud. Para mantener una piel saludable, es esencial prestar atención a las señales del cuerpo y ajustar la frecuencia de las duchas según las circunstancias individuales.