Raúl Campos mantiene el Neobarroco más vivo que nunca: cada una de sus obras es poesía visual que nos invita a sumergirnos en el mundo del arte figurativo
México cotidiano es su inspiración y es lo que plasma en cada uno de sus lienzos, en los que podemos apreciar su estilo muy particular y el color rojo óxido, su favorito para trabajar, complementado por pinceladas perfectas que hacen que el estilo Neobarroco esté más vivo que nunca.
Para Raúl Campos, artista figurativo queretano, el arte debe ser un instrumento para elevar el alma, por lo que no solo crea arte, sino que tiene la firme consigna de promoverlo entre los más jóvenes, por lo que su proceso de creación implica que la obra tenga impacto y que el mensaje trascienda entre la gente.
Aunque estudió en diversas escuelas, como la Angel Academy of Art, en Florencia, fue aquí en Querétaro donde adquirió el gusto y la convicción de ser pintor, mientras era aprendiz de Román Miranda.
¿Cómo empieza la historia de Raúl Campos en la pintura?
Toda la vida he dibujado, desde niño. Era la típica historia del niño que dibujaba en clases y no ponía atención, pero comenzó a ser formal por ahí de los 15 años, cuando Román Miranda me aceptó como aprendiz de pintor.
¿Qué se necesita para ser un artista plástico?
Desde luego disciplina y tener en mente qué es lo que te gusta, la corriente en la que te quieres enfocar, si lo tienes claro, estás del otro lado.
¿Cuál es tu perspectiva de los pintores en Querétaro?
Lo que he notado es que hay muchísimo talento joven y se está volviendo un pequeño mundo de pintores figurativos y también hay mucho coleccionismo, lo cual es bueno.
¿Cómo defines tu trabajo?
A mí me gusta definirlo como Neobarroco, ya que tomo elementos de esos tiempos, pero lo estoy intentando adaptar a un contexto contemporáneo y con elementos un poco locales.
¿Quiénes son tus influencias?
Todos ellos son pintores, Rembrandt, desde luego ahí está. Otro de ellos es Antonio Mancini, también José de Ribera y Picasso.
¿Qué es lo que más te gusta y lo más difícil de ser pintor?
Lo más difícil yo creo que es la soledad, es lo más complicado, porque es una profesión que requiere, en teoría, que trabajes mucho tiempo solo y no es sencillo viajar con todo tu estudio, se requiere que estés en una locación. Lo que más me gusta es que tienes tus tiempos y tus proyectos pueden durar lo que tú decidas, por lo general.
¿Qué obras te han marcado como artista?
Precisamente algunas de Antonio Mancini me han impresionado. Pero los trabajos que me hicieron decidirme a ser pintor fueron de artistas locales, fueron los de Román Miranda, en específico. A mí, estando muy joven, se me hacía impresionante ver las pinturas y ver que se podía vivir de esto, con base en esto me subí al barco.
¿Cómo es el proceso para crear una obra?
Para mí, la inspiración nace más que nada de eventos cotidianos. Precisamente por eso me gusta México, no sabes qué va a pasar, sales de la puerta de tu casa y puede ser todo un mundo de posibilidades, además de que tendemos a ser creativos de maneras muy chistosas en este país, cómo estas personas que arreglan coches y le pegan una lata y funciona… hacen magia. Eso es: los eventos cotidianos de México.
¿Qué nos puedes decir acerca de la obra que actualmente tienes expuesta en el Museo de Arte de Querétaro?
Esa exposición nace a partir de una colección privada de la galería Aldama, que es la que representa a todos estos artistas que estamos en esta exposición. Fueron piezas que se fueron adquiriendo con los años y se dieron cuenta de que las piezas podían dialogar de una manera muy curiosa, representado diferentes estilos y nace la idea de la “otredad” y surge esta colección, que son pequeños vistazos de los diferentes estilos de los artistas involucrados.
¿Cuál es tu color favorito?
El rojo óxido, me parece que hace una combinación muy interesante con todos los demás colores, tiende a complementar muchísimo y es muy único, ya que lo empiezas a explorar.
Texto: Gustavo Navarrete
Fotografía: Edith Rodríguez para Suite Social / Especiales