Descubre qué es la ecoansiedad, cómo afecta a nuestra salud mental y qué medidas puedes tomar para combatirla de manera efectiva
La ecoansiedad puede definirse como “el temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental que se produce al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y la preocupación asociada por el futuro de uno mismo y de las próximas generaciones”, de acuerdo con la American Psychology Association (APA).
Aunque no está considerada una enfermedad, la preocupación elevada por la emergencia climática sí puede derivar en trastornos psicológicos, más o menos graves, en algunas personas.
Pero este sentimiento no afecta a todos por igual. De hecho, suele influir más en aquellos que están más conscientes e interesados en la protección del medioambiente. Entre los síntomas están: cuadros ligeros de ansiedad, estrés, alteraciones del sueño y nerviosismo.
En los casos más graves, puede provocar sensación de ahogo o, incluso, depresión. Entre este último grupo, es común que las personas expresen un fuerte sentimiento de culpa por la situación del planeta, que puede agravarse, en caso de tener hijos, al pensar en su futuro.
Aunque se trata de un concepto nuevo, este está muy ligado a otro, la solastalgia, que tampoco está considerada una enfermedad, y que define al conjunto de trastornos psicológicos que se producen en una población nativa tras cambios destructivos en su territorio, ya sean consecuencia de actividades humanas o del clima.
La solastalgia afecta, por tanto, a personas que ya han padecido las consecuencias de un desastre natural y ese es el matiz respecto a la ecoansiedad.
¿Cómo combatir la ecoansiedad?
Sus efectos pueden minimizarse como cualquier otro trastorno de la ansiedad, es decir, buscando la parte positiva de las circunstancias, trabajando la autoregulación emocional, desarrollando la resiliencia para afrontar las adversidades, etc. Otro factor clave es poner nuestro granito de arena a la hora de cuidar el planeta:
- Conciénciate a ti mismo y a los demás sobre el cambio climático.
- Realiza actividades sostenibles, como montar un huerto urbano o practicar plogging —salir a correr y recoger plásticos del suelo—.
- Apuesta por un consumo responsable y por el reciclaje.
- Apuesta por la movilidad sostenible y por la alimentación sostenible.
- Evita las pequeñas acciones que contaminan, como tirar el agua o basura en la calle.